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MI VOCACION - TESTIMONIO

  • Paola Olave Rios
  • 11 jun 2015
  • 3 Min. de lectura

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En ocasiones al escuchar la palabra “Vocación”, muchos tienden a retroceder o atemorizarse, en mi caso esta es la palabra que más me gusta desde pequeña. Siempre que hablo o me preguntan sobre mí llamado a la vida religiosa me emociono profundamente y mis ojos se llenan de lágrimas, porque recuerdo como comenzó la aventura más hermosa de mi vida.

Recuerdo que desde pequeña me encantaba ir a la Eucaristía con mi familia, mis ojos se concentraban en el altar y mi mente se elevaba con la imaginación que solo una niña puede tener, en las noches le decía a mi mamá que hablaba con Jesús y que a Él le contaba todo. Es curioso ver como el Señor escoge un alma desde antes de nacer y la formando a través de su vida.


A los 13 años comencé a sentirme inclinada hacia la vida religiosa, veía a una monjita y me emocionaba, lloraba y en mi interior decía: “algún día seré tuya”. Sin embargo aún no era mi tiempo debido a mi corta edad. Fue entonces cuando decidí trabajar para El, comprometiéndome en la Pastoral Juvenil.


Todos sabemos que uno de los momentos más cruciales en la vida de un joven es al terminar el colegio, porque debes decidir qué vas hacer con tu vida, confieso que fueron los momentos más angustiosos ya que realmente no sabía qué hacer. El miedo de seguir mi llamado, de no estudiar o del “Que dirán”, me embargo. Gracias a Dios, mi familia como siempre me apoyó y me orientó. En tiempo de vacaciones se me presentó la oportunidad de vivir una experiencia religiosa con las Hermanas Franciscanas de María Auxiliadora, fueron dos meses en los que conviví con ellas, conocí su carisma, su comunidad, experimente la misión etc. sin embargo, algo me decía que ese no era mi lugar, que no era lo que el Señor quería para mí, Regresé a mi casa para encontrarme con el gran amor de mi familia que nunca me abandonó en todo este proceso.


Habían llegado los 17 años y aún no sabía qué hacer con mi vida (jajaja), sentía que estaba perdiendo el tiempo! Mis padres preocupados me “exigieron” que hiciera lo que todo joven hace: Estudiar!. Realmente la idea de estudiar no me entusiasmaba, tampoco sabía qué carrera elegir, pero opté por las Finanzas y Negocios internacionales, al mismo tiempo estudié ingles en el Colombo y conseguí graduarme. Inicie la carrera con entusiasmo pero no era feliz, hice tres semestres en los cuales conocí, viví y rechacé totalmente el ambiente universitario XD, definitivamente había algo que no me dejaba tranquila.

Durante el último semestre con una amiga mía muy querida comencé a visitar el Monasterio de las Hermanas Clarisas, cundo fui por primera vez fue como el amor a primera vista, quede totalmente enamorada y con ganas de saber más sobre ellas. Me dediqué a vivir un proceso de discernimiento en el que la oración, la Eucaristía y la soledad fueron mis mejores compañías. Anhelaba cada jueves para ir a visitar al que se estaba “robando” mi corazón.


Al finalizar el tercer semestre ya había tomado

la decisión, el último paso era contárselo a mi familia.

Después de vivir toda esa experiencia fue cuando me convencí que cuando Dios quiere un alma, la persigue y la consigue. Ninguno de los miembros de mi familia se opuso, recibí todo el apoyo que yo como cobarde necesitaba para alcanzar mi meta.

Fue así como un 31 de Enero del 2015 en el Monasterio el Magníficat, El Señor me acepto como su futura esposa.

Ha sido uno de los días más hermosos de mi vida. No ha sido fácil, llevo Cuatro meses en los que el Cielo me ha formado y me seguirá formando para ser una digna esposa del Amado. Se llora, se ríe, pero se es completamente feliz. “darte toda a El que lo es TODO”.

No me arrepiento de haberle dicho Si y de haberle confiado mi felicidad, no me ha defraudado y no lo hará jamás.


Hrna Paola Olave Rios- postulante


 
 
 

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