LOS DESIGNIOS DE DIOS - TESTIMONIO
- hclarisascartagena
- 11 ago 2015
- 4 Min. de lectura

Al contar la historia de mi vocación, muchos podrían pensar, que esta fue la única opción que tuve en mi vida. Pero al leerla se darán cuenta que este conjunto de acontecimientos no fueron más, que parte fundamental del plan que Dios tenia para mí.
Soy la hermana Juana paulina (si!, es por San Juan pablo II a quien le tengo mucha devocion), nací en Oporapa, Huila y tengo 24 años.
Cuando tenía 5 años falleció mi mamá; mi papá al verse solo con 5 hijos, quiso hacer lo mejor para cada uno de nosotros, así que dispuso que mis abuelos maternos le ayudaran con la crianza de mi hermano mayor y los dos menores, con el fin de brindarles un hogar donde estuvieran rodeados de amor y cuidados.
Mi papá viniendo de una familia muy piadosa contaba con hermanas que habían optado por la vida religiosa, pensó que en ellas podía encontrar ayuda, decidió traerme a Cartagena donde sus hermanas a la edad de 5 años; las hermanas solicitaron un permiso con Monseñor Ruiseco para poder cuidarme dentro del monasterio, con las condiciones que solo estaría aquí para recibir educación, sin la obligación de permanecer en contra de mi voluntad. Mi papá estuvo conmigo por un tiempo mientras me adaptaba a esta nueva vida. Mi vida dentro del monasterio era como la de cualquier niña normal, jugaba, corría, iba al Colegio. con la única diferencia que ahora tenía 23 mamás, las cuales me brindaban cariño y también me corregían cuando la rebeldía de mi edad se asomaba.
Cuando mi papa vio que era el momento de irse yo no pude concebir la idea de quedarme sin él, así que lloré, patalié y dije: ¡me voy con mi papi! Y así fue, pero estando en el Huila el sentimiento era contrario, escuchaba las campanas de la iglesia y lloraba pensando en el monasterio, no comía, no dormía y mi papá no tuvo más remedio que traerme de regreso. A pesar de mi corta edad ya era una niña fervorosa y sentía la presencia de Dios en mi vida, sabía despreciar lo malo y ya que Dios me había preservado de tantas cosas quería conservar ese regalo que Él me había concedido.
Ya estando de regreso en Cartagena, mi papá se quedó 6 meses más conmigo y nuevamente se fue, esta vez sin mí. Continúe con mis estudios y a la edad 12 años las hermanas me dijeron que era momento que volviera a mi casa para que tuviera la experiencia de compartir con mi familia y saber si ese entorno era el adecuado para mí, no me lo van a creer pero tan solo pasaron 8 días cuando mi agonía se hizo insoportable, sentía que Dios me llamaba y me decía que esta era mi casa; regrese a Cartagena y esta vez para quedarme definitivamente.
Cumplidos mis 13 años viendo una película donde mostraban una bola de nieve que iba creciendo a medida que avanzaba por el camino, empecé a relacionarlos con mi vida y mi relación con Dios.. fue entonces cuando por primera vez pensé seriamente en la vocación…. sentía en mi corazón que cada día anhelaba ser más para Dios y menos del mundo, a medida que crecía veía el ejemplo de las hermanas y quería ser como ellas, pude ver entonces que ser religiosa era un gran privilegio.

Después de cumplir mis 15 años empecé mi año postulantado. pero creo que olvide mencionar un pequeño detalle; mi hermana y yo compartíamos la misma historia, ella es una año mayor que yo y aunque ambas experimentamos las cosas de manera distinta, estoy segura que estamos de acuerdo en que no tenemos como pagarle a Dios por tan maravilloso don. En otra ocasión me imagino que ella les contará su historia.
mi postulando pasó sin muchas adversidades, cuando comencé el noviciado me sentía como una verdadera novia enamorada llena de muchas ilusiones, pero luego me di cuenta que no era tan idílico como creía, porque era ya pensar seriamente ser la esposa del Hombre perfecto, y creía que me faltaba demasiado para asumir esta etapa. Era una etapa de confirmar, encontrarme, encontrarlo, conocerlo y amarlo verdaderamente. Nunca me faltaron las ayudas espirituales y menos las de mis hermanas, que aun no siendo religiosa me dieron la oportunidad de participar en un encuentro de religiosas de vida contemplativa que hubo en Cartagena, escuchar cada uno de esos testimonios fue esencial para darme cuenta que había elegido el camino correcto.

No me canso de agradecer a mi comunidad que me dio todos los medios para descubrir una auténtica vocación, no fueron dos años de noviciado si no tres, esto me permito discernir y dar un paso seguro hacia mi primera profesión. No puedo negar que tuve mucho miedo, pero era más fuerte el llamado de Dios en mi vida. Hice mi Profesión temporal el 4 de Octubre de 2012, y este ha sido uno de los días más hermosos de mi vida, Las palabras no alcanzan para describirlo. Solo falto que mi papá estuviera a mi lado, porque ese mismo año había fallecido, cuanto me hubiera gustado que viera los frutos de la mejor decisión que tomó por amor, a él le agradezco el gran sacrificio que hizo al separarse de nosotros para darnos lo más valioso.
Desde entonces he experimentado cantidad de sentimientos: satisfacciones, desanimos, alegrías, tristezas pero sobre todo prevaleciendo siempre la certeza que esto es lo que Dios quiere de mi. Todo esto hace parte de este camino y poco a poco va puliendo mi alma preparandola para el cielo. Hoy, en mi tercer año de profesión simple puedo decir, que yo no encontré mi vocación; ella me encontró a mí. Cada circunstancia de mi vida es nieve que se va adhiriendo a una pequeña partícula convirtiéndola en una enorme historia de amor con Jesús.
Comments