Novena de Santa Clara Día 9
- hclarisascartagena
- 10 ago 2015
- 3 Min. de lectura

Día 9.- Amor a la Iglesia.
Oración.
Padre lleno de amor, que concediste a santa Clara seguir a Cristo con su vida de pobreza y oración, al finalizar este 8º centenario de su conversión y consagración a Cristo, te pedimos por su intercesión, que aprendamos a tener confianza en la providencia, que nunca nos abandona y a aceptar serenamente tu divina voluntad. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Consideración.- Santa Clara no pudo separar su fidelidad a Cristo y a su Evangelio de su comunión con la Iglesia, en la cual vive Cristo. Por eso quiso vivir y morir en la más filial sumisión al Papa y a la Iglesia, a quienes llevaba en su corazón, en su oración y su penitencia. Por eso quiso que su vida y la de sus hijas fueran semilla de vida para la cristiandad: “Te considero cooperadora del mismo Dios y sostén de los miembros abatidos de su Cuerpo inefable”.
En este centenario clariano, leamos de los testigos que la conocieron y que hablaron en el Proceso de su canonización, lo que ellos nos cuentan de su amor y reverencia al Sumo Pontífice.
III. TERCERA TESTIGO. Sor Felipa, hija de messer Leonardo de Gislerio, monja del monasterio de San Damián, declaró bajo juramento… Que el señor papa Inocencio fue a visitarla cuando estaba gravemente enferma. Y ella dijo después a las hermanas: «Hijitas mías, alabad a Dios, porque el cielo y la tierra no son bastantes para tantos beneficios como yo he recibido de Dios, pues le he recibido hoy en el santo Sacramento y he visto también a su Vicario». Preguntada sobre cómo sabía las dichas cosas, respondió: porque las había visto y había estado presente. Preguntada sobre cuántos días antes de la muerte de madonna Clara había ocurrido esto, respondió: pocos días antes.
Y al fin de su vida, llamando a todas sus hermanas, les recomendó encarecidamente el Privilegio de la Pobreza. Y con grandes deseos de tener bulada la regla de la Orden y de poder besar un día la bula y al día siguiente morir, le ocurrió como deseaba; pues, ya próxima a la muerte, llegó un fraile con las Letras buladas, y, tomándolas reverentemente, ella misma se llevó la bula a los labios para besarla.
Recitemos juntas:
Alabanzas al Dios altísimo
Tú eres el santo Señor Dios único, el que haces maravillas.
Tú eres el fuerte, tu eres el grande, tú eres el altísimo,
tú eres el rey omnipotente; tú Padre santo, rey del cielo y de la tierra.
Tú eres el trino y uno, Señor Dios de los dioses;
tú eres el bien, el todo bien, el sumo bien,
Señor Dios vivo y verdadero.
Tú eres el amor, la caridad; tú eres la sabiduría,
tú eres la humildad, tú eres la paciencia,
tú eres la belleza, tú eres la mansedumbre;
tú eres la seguridad, tú eres el descanso,
tú eres el gozo, tú eres nuestra esperanza y alegría,
tú eres la justicia, tú eres la templanza,
tú eres toda nuestra riqueza a satisfacción.
Tú eres la belleza, tú eres la mansedumbre,
tú eres el protector, tú eres nuestro custodio y defensor;
tú eres la fortaleza, tú eres el refrigerio.
Tú eres nuestra esperanza, tú eres nuestra fe,
tú eres nuestra caridad, tú eres toda nuestra dulzura,
tú eres nuestra vida eterna,
grande y admirable Señor,
Dios omnipotente, misericordioso Salvador.
Canto: ORACIÓN.
Señor, Dios nuestro, al recordar hoy a tu sierva santa Clara, te suplicamos inflames nuestro corazones con ese mismo fuego con el que te siguió gozosa y fielmente por el camino estrecho de la pobreza evangélica y nos esforcemos en conformarnos en todo a tu santísimo Hijo Jesucristo que vive y reina contigo, por los siglos de los siglos. Amén.
Compromiso para este día.- Una visita al Santísimo pidiendo por las necesidades de la Iglesia y en concreto del Santo Padre y todos los Obispos
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